El camino a la igualdad para las nuevas generaciones
Soy mamá y quiero criar a mis hij@s en un mundo donde hombre y mujer tienen los mismos derechos y oportunidades.
¿Cómo se hace eso? No lo sé, pero voy a tratar de contarles mi idea.
La familia del 200.000 a. C. vs. la misma familia en el 2020 d. C.
Se ve divertido, pero es bastante real: en 200.000 años la situación sigue siendo similar.
Es cierto que hemos avanzado muchísimo este último tiempo en reconocer y levantar la imagen de la mujer, pero aún queda camino por recorrer.
Mi hija mayor nació el 2012. Como toda nueva generación, viene con un mindset distinto a la generación anterior. 100% nativa digital, se peina increíblemente con cualquier dispositivo electrónico, interactúa con tremenda facilidad cualquier aplicación y sus pares conocen a la selección chilena de fútbol como una de las mejores del mundo.
Esta generación es la que nos va a ayudar a conservar el legado de la mujer. Tengo mis fichas puestas en mis hijos para que ellos sigan adelante con los avances en la equidad de género en la sociedad.
Pero para que puedan tomar el testimonio en la posta, hay que correr a entregárselo.
Women will only have true equality when men share with them the responsibility of bringing up the next generation.
—Ruth Bader Ginsburg
La igualdad parte por casa
Tengo tres hijos: Elisa, Raimundo e Isidora. En nuestra casa, si bien los roles de mamá y papá están bastante delineados, las tareas de la casa las repartimos y tratamos de ser bien equitativos en la repartija, porque ambos trabajamos. Ambos contamos cuentos, mudamos a la guagua, embetunamos con bloqueador en el verano (la pega más latera del mundo), les damos la comida, etc.
No es raro que l@s niñ@s tomen partido por el papá o la mamá para llevar a cabo cierta tarea. Muy a menudo se escucha “mi papá me lava el pelo” o “mi papá me da la comida”, y al papá no le queda otra alternativa que acatar órdenes.
En una arista más personal, me gusta darles el ejemplo que yo, mujer, puedo ejercer cualquier tipo de tarea. Desde coser el peluche que se rompió hasta armar y levantar un nuevo mueble. Ya sea la tarea de ingenio o habilidad o conocimiento.
Por ejemplo, si vamos al supermercado, me las doy de Hércules y bajo de una sola vez como 40 kilos de mercadería del auto. Creo que desde sus ojos me miran como diciendo “ohhh, qué fuerte es mi mamá”. Porque convengamos que los superhéroes en los niños no son “el más inteligente”, o “el más empático” ni mucho menos “el más sensible”. A sus edades, admiran esa fuerza física, que antiguamente solo ejercía el hombre, porque la mujer se veía “poco femenina”.
Es evidente que "la mamá" y "el papá" no son iguales. Hay un tema algo biológico aún en la crianza de l@s niñ@s, donde todavía las mujeres juegan un rol más preponderante. Creo que es algo que difícilmente cambiará con el tiempo y que es algo que como sociedad tenemos que aceptar como una habilidad más que una debilidad, como una fortaleza más que un problema.
Mis niñ@s a su corta edad saben poco de la desigualdad de género. Me interesa que crezcan en un entorno donde si bien son diferentes, esas diferencias no tienen que ver con el género, sino que con las particularidades y preferencias de cada individuo. Creo que mientras son chic@s, presentarles la vida con ese equilibrio empieza a desvanecer poco a poco la existencia de las brechas de género.
Sin embargo, me veo enfrentada a una dualidad.
Así como me acomoda la idea que las nuevas generaciones vengan con una mentalidad más equitativa integrada, también creo que es importante reconocer nuestra lucha. Debemos cuidar el legado de nuestras antecesoras y debemos reconocer a todas las mujeres que han pasado a la historia con sus hazañas en la búsqueda de la igualdad. Y ese camino mantenerlo firme hacia adelante.
Hace unos años cuando mi hija Elisa aprendía a leer, me encontré con un tremendo libro: Cuentos de Buenas Noches para Niñas Rebeldes.
Un compendio de pequeñas biografías de valientes y connotadas mujeres que han hecho historia al rededor de todo el mundo. Leíamos todas las noches dos o tres historias y lo interesante es que con cada pregunta que hacía como “mamá, ¿por qué se casó si no quería casarse?” o “¿por qué no podía estudiar?” venía una breve reflexión que terminaba con alguna frase determinante, tipo “yo nunca me voy a casar” o “yo voy a estudiar lo que yo quiera”. Años luz de las opciones que probablemente tuvo mi abuela a su edad.
En fin. Es un libro precioso (hay varios tomos) muy recomendado para cuando están aprendiendo a leer. Un gran aporte para su aprendizaje y les deja un mensaje muy potente sobre la imagen de la mujer. Además, trae a la mano el legado de las mujeres.
No hay una sola forma correcta de crianza
Tan cierto. No hay una fórmula única en la crianza.
Sin intención de hacer mamasplaining (que por cierto hay harto de eso en redes sociales: mamás contando cómo se deben hacer las cosas), yo cuento acá mi propia realidad, y de qué manera intento criar a mis hij@s en un ambiente más igualitario.
Lo primero: cuando hablamos de crianza, debemos partir desde una base de respeto, en que no hay una verdad única ni un manual de crianza al cual podamos consultar.
Es más, la crianza ni siquiera depende del todo de los padres y madres, es un proceso co-construido con nuestr@s hij@s. El aprendizaje de l@s niñ@s en una familia se debe en gran parte a cómo ellos van internalizando nuestras enseñanzas y como consecuencia, cómo nosotros aprendemos de sus reacciones.
Así como yo soy de la idea de ir construyendo un núcleo familiar más igualitario y erradicar la desigualdad de forma más silenciosa, hay quienes consideran importantísimo que sus hij@s formen parte de los cambios activamente, que salgan a marchar por la igualdad, desde chic@s tengan una voz y una opinión respecto al feminismo.
Pero lo cierto es que cada familia es distinta y hace lo que estima que es mejor para sus hij@s. Solo es importante saber identificar todos los elementos, momentos y formas con nuestr@s hij@s para que tomen un rol según los valores que les inculcamos, y puedan contribuir positivamente con la sociedad.
La convicción, la perseverancia y la lucha por nuestros propios ideales serán lo que marcarán la pauta en la crianza en nuestra familias.
The question isn’t who is going to let me; it’s who is going to stop me.
—Ayn Rand
El rol de la sociedad
Es responsabilidad nuestra también extender el trato equitativo a otros ámbitos en la vida de l@s niñ@s.
La igualdad de género no solo es un derecho humano fundamental, sino que es uno de los fundamentos esenciales para construir un mundo pacífico, próspero y sostenible.
— Objetivo Nº5 de la agenda de desarrollo sostenible de la Organización de las Naciones Unidas
Por ejemplo, hace un par de años en el colegio de mi hija, se organizó un partido de fútbol para los niños y un concurso de baile para las niñitas. Muchísimos apoderados saltaron a la pelea, ya que por un lado la iniciativa insistía en acentuar ciertos estereotipos, y por otro lado, aún más importante, no se estaban entregando las mismas oportunidades a los niños y a las niñas. Había muchas niñas que no querían bailar y que preferían jugar fútbol. Un atentado explícito a los padres que buscamos criar a nuestros hijos en una sociedad más igualitaria.
Por suerte en este caso en particular la institución reaccionó positivamente al llamado de nosotros los apoderados, tanto en esa ocasión como hacia adelante.
Cuando uno crece en un entorno relativamente equitativo, se da por hecho que los derechos son los mismos. Me gusta pensar en la idea de cuando algun@ de mis niñ@s se vea enfrentado a una situación de injusticia hacia la mujer, lo entienda de raíz como algo inaceptable que no corresponde, en vez de ver a la mujer como una víctima y vivir cargando el peso de ser una minoría.
Esta es una parte difícil. Pero gracias a diversas campañas y movimientos por la igualdad de género tanto en Chile como en el mundo, es que hoy en día las nuevas generaciones basarán sus cimientos para una sociedad más igualitaria.
Este artículo de la página de la ONU Mujeres entrega un listado de iniciativas, tanto en lo personal como en lo colectivo, que tenemos que considerar como básicos para lograr cambiar por completo la mentalidad. Destaco los puntos que más me llamaron la atención:
- No más binarios: adiós a "esto es de hombres" y "estos es de mujeres". Y se extiende hacia la aceptación de una sociedad más diversa.
- Dejemos el sexismo de lado: seamos responsables de lo que hablamos. No podemos seguir aceptando chistes machistas o palabras que insultan o degradan la figura de la mujer, por mucho que quizás se hable en un ambiente social y con sentido del humor.
- Exijamos una cultura laboral equilibrada. Y aquí me extiendo hacia el siguiente tema:
Las empresas y sus entornos laborales tienen una enorme responsabilidad
Hoy día una de las principales brechas respecto a la desigualdad, está en el mundo laboral. Tanto en ocupación de puestos ejecutivos, en los salarios, en la empleabilidad de la mujer, el trato, las responsabilidades, la maternidad, las Isapres… ufff!! Temas hay de sobra.
Nosotras las mujeres estamos abordando el tema desde todas las aristas posibles: desde lo personal, desde la familia, desde lo social, desde lo colectivo, pero en lo laboral, son las empresas las que tienen que dar el paso hacia adelante.
Son las empresas que deben trabajar por un entorno más justo y equilibrado. Está más que demostrado que las capacidades son las mismas. Sólo debe haber una voluntad por parte de la empresa de tener mayor presencia femenina, de dar prioridad a un ambiente laboral diverso e inclusivo y de ver el tema de la igualdad como una oportunidad de crecimiento y de desarrollo más que un problema a solucionar.
Desde la perspectiva de la maternidad/paternidad, la pandemia del Covid-19 les dio un empujoncito a las empresas: les enseñó que sus trabajadores pueden estar más presentes en sus hogares, y en una familia no es necesario cargarle la mano a las mamás.
Aquellas empresas que realmente están interesadas en ser un aporte en la equidad de género, la invitación es a aprovechar el vuelo y trabajar en una cultura de forma responsable. Sin duda los resultados serán positivos.
En resumen, todavía hay harto que hacer. Ha sido una lucha larga de más de 200.000 años en que por fin ya estamos cazando el mamut a medias y pasando algunas labores hacia el otro lado de la balanza para tener una carga familiar más equilibrada.
No bajemos la guardia y hagamos una entrega responsable del testimonio.
Como diría la Whitney, “I believe that children are our future. Teach them well and let them lead the way…”
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