El gran vacío en la inversión en capital de riesgo en Chile
En el país falta un empuje desde los inversionistas institucionales de largo plazo, en particular, desde las AFP.
La primera compañía pública listada en bolsa en la historia tendría hoy una capitalización bursátil de aproximadamente US$ 7,9 billones, unas 270 veces el PIB de Chile. Se trata de la Compañía Neerlandesa de las Indias Orientales, una de las firmas más grandes alguna vez registradas, que logró levantar capital proveniente desde la mayor cantidad de inversionistas posibles, garantizando de esa forma financiamiento de su extraordinario crecimiento y al mismo tiempo compartiendo las ganancias entre sus accionistas.
Y es que las empresas de capital público han marcado la historia del desarrollo corporativo y de mercados de capitales a nivel global. Hasta el día de hoy, las compañías más grandes y famosas del mundo están listadas: Google, Apple, Amazon, y un largo etcétera.
Pero esto empieza a cambiar. El número de empresas listadas ha caído más de un 50% los últimos 20 años en Estados Unidos, según cálculos de Vanguard.
Los números muestran que las empresas que han preferido dejar de listarse son aquellas de menor capitalización. Al parecer, para las empresas más pequeñas ha resultado más rápido y menos burocrático encontrar financiamiento en rondas privadas de inversión que salir a buscar capital a la bolsa.
“Creo que la mayoría de los inversores se dirigen en esa dirección. En parte, porque los mercados públicos líquidos se están reduciendo”, dijo Mark Wiseman, director global de gestión activa y a cargo de inversiones alternativas en BlackRock (la administradora de fondos más grande del mundo).
En México, el símil del sistema de AFP Chileno es el sistema de AFORES, empresas de ahorro previsional privadas que, pese a ser un sistema con menos años (el sistema allá partió recién en 1997), han dado espacio a apuestas en capital privado destinado especialmente a venture capital, es decir, destinado a financiar empresas jóvenes y startups. Este financiamiento ha servido para empujar un naciente ecosistema de startups en México, que a su vez ha ayudado a crear tecnologías, servicios, nuevas empresas y trabajos de alto nivel en la economía mexicana.
Aparentemente, y si se contrasta con países con estructuras de mercado financiero similar como México, en Chile falta un empuje desde los inversionistas institucionales de largo plazo, en particular, desde las administradoras de fondos de pensiones.
Las empresas tecnológicas en especial han cambiado su estrategia de financiamiento, prefiriendo mantenerse privadas incluso luego de alcanzar grandes valorizaciones. Compañías como Airbnb han continuado financiándose de forma privada hasta el día de hoy, pudiendo atraer miles de millones de dólares sin necesidad de apertura bursátil.
En el mundo tecnológico —donde las cosas pasan demasiado rápido— dedicar el tiempo a mejorar tecnologías o productos resulta ser mucho más importante, notándose en detalles tales como que un simple “apretón de manos” luego de un café bien conversado es suficiente para sellar parte del financiamiento de una compañía pequeña, tal como lo pude experimentar en primera persona en Silicon Valley, dando yo esos apretones de mano. Así comenzó también Airbnb el 2009, en ese entonces una compañía novata buscando una ronda semilla de alrededor de US$ 600.000. Nueve años más tarde Airbnb está valorizada en más de US$ 38.000 millones.
¿Significa que los inversionistas comunes y corrientes están perdiendo estas oportunidades de inversión? No necesariamente. Para esto están surgiendo fondos privados y públicos de inversión que hacen el trabajo de participar en estas rondas tempranas de inversión, cada uno dedicados a etapas o sectores particulares de compañías.
Sin embargo, y como es común, en Chile estamos llegando algo tarde a esta tendencia: hay poca oferta y los inversionistas locales sofisticados aún prefieren “activos alternativos más tradicionales”, como los inmobiliarios.
Si incluso BlackRock anunció recientemente un nuevo brazo a cargo de capital privado, ¿qué falta en el mercado chileno para atreverse a hacerlo?.
Columna publicada en El Mercurio Inversiones el 20/01/2020.