Levantar capital es atroz, no importa lo que digan los diarios.
Y aunque le puedas agarrar el gustito si te va bien, la verdad es que deberías ocupar el mínimo de tiempo posible en esto.
Consigue el dinero por un porcentaje que te acomode, de la inversionista que mejor te caiga si el monto es alto, y vuelve al trabajo de construir un producto que las personas amen.
Celebrarlo es bueno para fines estratégicos como por ejemplo, levantar otra ronda. Funciona. Nosotros levantamos una el año pasado sin anunciarla porque como dice mi socio Omar “es raro celebrar que vendiste algo”, pero que hizo sentido hacerlo hace tres semanas para atraer la atención de más inversionistas ahora que el mercado parece atractivo (loco) para las startups de LatAm, y en particular las fintech.
O cuando logras un hito inmenso como NotCo que al valorizarse en 1,5 mil millones de dólares supera lo que vale Entel o Ripley. Esto hay que contarlo para que el resto aprendamos y tomemos nota. Lo que lograron Matías Muchnik y su equipo es para aplaudir a gritos, dar las gracias (por la misión, pero también por la construcción preciosa de la marca) y ponerse felices.
El inversionista de capital de riesgo Federico Antoni, de ALLVP, tuiteó que este año será recordado en Chile como el más importante de la historia en tecnología.
Lo dice como actor y testigo privilegiado de las inversiones y valorizaciones que se están alcanzando, y sólo puedo estar contento en cuanto sirva de inspiración y no provoque lo contrario, en quienes vienen después.
Cada startup tiene su historia. Es como con los libros. Puede haber cientos hermosos y sin importar el número de páginas. No compares. No levantes capital pensando cuánto levantó otra. No es lo que importa y probablemente si logras más, es en parte porque otra lo logró también.
Levanta lo que sea mejor para tu producto y tu equipo, ojalá entregando el mínimo posible. Porque el nombre del juego es dilución, no tamaño de cheque.
Y colabora con quienes necesitamos saber cómo lo hiciste para que lo consigamos también.
Sin caer en la pauta de periodistas que legítimamente buscan clics. Eso nos empuja a una carrera armamentista en que personas que empezaron a construir productos sienten ansiedad y empiezan a creer que lo que están haciendo no es tan bueno.
(Ojalá fuera noticia el que 100 clientes te aman con locura por lo que haces, porque eso es lo que debiera estar quitándote el sueño).
Charles Aránguiz fue el mejor jugador de la primera Copa América que ganó Chile, no importa que los diarios lo digan o no.
Columna publicada originalmente en Economía y Negocios de El Mercurio el 3 de agosto de 2021.