Pocos momentos son tan duros como cuando un niño o niña te trata por primera vez de señora.
En mi mente señora es una persona adulta. Muy adulta. Yo no me siento así y al parecer no soy la única, nos pasa a varias. Y desde hace tiempo.
Un estudio del 2005 le preguntó a un grupo de jóvenes cómo se consideran ellos respecto a “ser adulta” y cuáles eran las razones que tenían para sentirse así.
Un grupo contestó que no se sentían adultas porque creían que tenían una “formación incompleta” (y no se referían a la académica): muchos sentían que aún les faltaba seguir formándose para la vida. Además sentían que les faltaba tener responsabilidades serias o familiares, como tener un hijo.
Me identifico con ambas razones y a veces siento que estoy en un limbo entre la juventud y la adultez. Al parecer soy una adulta joven. Como una “pre” adulta.
Hay una película que lleva justamente ese nombre (Young Adult) que tiene como protagonista a Charlize Theron y la encuentro muy chistosa. Se trata sobre una mujer que no logra superar el colegio por lo exitosa que fue ahí, una plenitud que no logra alcanzar en la adultez. Entonces vuelve a su pueblo de origen con una misión.
Al ser una autodenominada pre-adulta, muchas veces recurro al conocimiento de otros adultos mejor formados, como mi mamá. También acudo a otras personas jóvenes que sí se sienten identificadas como señoras y se apodan “soas”. Son una fuente de conocimiento eterna y muchas veces sorprendente para sus pocos años señoreando.
Lo de sentirse “soa” se ha metido tanto en nuestro vocabulario, que incluso hace unos años crearon una popular página de Instagram “Es de soa”. Ya es considerado básicamente un tema de actitud.
¿Y ser considerada soa o señora será lo mismo? Me parece que no. El término señora es incluso odiado en otros idiomas.
En una columna del New York Times, la escritora Natalie Angier reflexiona sobre el detestado término ma’am (señora) en Estados Unidos:
“En teoría, señora es un término de cortesía, destinado a transmitir respeto y una amabilidad ligeramente sazonada con deferencia. Sin embargo, muchas pruebas sugieren que, cuando se trata de fomentar un sentido de buena voluntad, la señora falla de manera aún más espectacular que "Que tengas un buen día".
¿Por qué se sentirá como una punzada? Creo que puede ser porque es una interpretación que hace otra persona de ti, que no necesariamente tiene que ver con cómo tú te ves a ti mismo. Y que te lo verbalicen, pues uff.
La vejez y el reboot de Sex and the City
La apariencia que tiene la edad fue un tema que explotó con el esperado estreno del reboot de Sex and the City, “And just like that”.
Me jalé los dos episodios en un brevísimo período de tiempo y luego me dediqué a revisar obsesivamente en las redes sociales qué se estaba diciendo de la serie, que está disponible en HBO Max.
Aparte del chistoso incidente mediático que involucra a una bicicleta y uno de los protagonistas de la serie en el primer capítulo (ya han liberado tres), uno de los comentarios que más me llamó la atención fue de algunas personas que opinaban que las actrices se veían “muy viejas”.
No sé qué esperaban ver, porque la serie original duró de 1998 a 2004. Claramente no iban a ser físicamente las mismas personas en la pantalla. Apuesto que las personas que hicieron esos comentarios se ven estupendas. Además, no vi a nadie comentando de la apariencia de Mr. Big 👀.
Tanto Kristin Davis (Charlotte) como Sarah Jessica Parker (Carrie) respondieron a esas críticas en distintas entrevistas. “¿Qué voy a hacer al respecto? ¿Parar de envejecer? ¿Desaparecer?”, respondió Parker en Vogue.
Igual me llama la atención que no hayan traspasado esas inquietudes al guión. En una escena, Charlotte hace sentir insegura a Miranda por dejarse el pelo blanco 🤔.
Samantha le diría que da lo mismo. Carrie lo hace a su manera después, aunque no tiene el mismo toque.
A pesar de que el guión no sea perfecto y que la serie no sea una obra de arte, es interesante ver cómo visibiliza a mujeres en sus cincuenta y se discutan temas como la vejez y la muerte. Para algunas fans de toda la vida, no hay sensación como verse representadas nuevamente en pantalla por sus personajes favoritos.