Qué difícil es persistir.
Con una idea, un proyecto o una meta. Una se equivoca, se encuentra con oposiciones y también se puede desmotivar.
Pero a veces, a pesar de la vergüenza y la posibilidad de hacer el ridículo, persistir te puede llevar a ser multimillonaria.
Como Kim Kardashian, que partió haciéndose conocida hace más de 10 años como la simple asistente de Paris Hilton: le ordenaba el clóset y la acompañaba a los carretes de la socialité. Aunque lo que realmente disparó su fama fue una sex tape casera, que se filtró al mundo en 2007 bajo el nombre “Kim Kardashian, Superstar”.
Y en abril de 2021, casi 15 años después del hecho y gracias a su poder —muchas veces inentendible— de reinvención, se convirtió oficialmente en una multimillonaria (billionaire), según el ranking que elabora Forbes.
Pero hay más: ahora volvió a ser noticia porque Skims, la empresa de ropa interior, fajas y loungewear que fundó en 2019, acaba de duplicar su valor hasta los 3.200 millones de dólares tras un nuevo levantamiento de capital.
Kim sigue siendo la mayor accionista individual y tiene control creativo sobre sus productos, que lanzó inicialmente exclusivamente concentrado en fajas, porque no encontraba lo que ella quería en el mercado. Esa primera colección se agotó en minutos y ha llegado a tal nivel que hace poco incluso lanzó una colección cápsula limitada con la marca de lujo italiana Fendi.
Y puedes pensar, ¿qué me importa lo que haga una vanidosa celebridad de Estados Unidos que no tiene ninguna gracia?
Pues harta gracia tiene esta hija del abogado de O.J. Simpson.
De hecho, en junio de 2021, Skims se convirtió en la marca oficial de las atletas del equipo estadounidense para los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio. Y ahora lo será nuevamente en Beijing.
Un tanto irónico eso sí porque el nombre original de Skims era Kimono. Finalmente tuvo que cambiarlo porque miles de japoneses la acusaron de apropiación cultural 🌝.
Pero eso no le impidió convertirla en una empresa multimillonaria, que es incluso reconocida por estrellas que uno podría pensar que no son del estilo Kim Kardashian: la cantante Billie Eilish, por ejemplo, usó sus prendas para uno de sus videoclips.
Y esa es solo una de sus tantas líneas de negocio, en un imperio que ha construido en base a su persistencia, la convicción de querer ser famosa y el dejar de lado el pudor.
Su instagram
Kim cultiva actualmente 284 millones de seguidores en Instagram, el que alimenta constantemente con historias y publicaciones, tanto de ella como de su famosa familia, que es conocida por 20 temporadas del reality “Keeping up with the Kardashians” (KUWTK), que, como su nombre lo indica, seguía hasta el año pasado la vida del clan Kardashian (y los Jenner también, pero esa es toda otra historia). Coincidentemente, su video sexual se filtró poco tiempo antes de que se lanzara la primera temporada del reality de su familia.
Kim hace poco reveló que publicar algo en Instagram le genera más plata que una temporada entera de KUWTK.
También aprovecha de usar este canal para mostrar sus nuevas prendas de Skims, por ejemplo. Todo es increíble y de la mejor calidad, por supuesto. Además promociona productos de sus hermanas: cada una se ha metido en otra industria. Su hermana Kylie, por ejemplo, tiene una empresa de cosméticos y le manda sus productos para que ella también los muestre a sus fanáticos.
Dato freak: su hermana Kylie se convirtió recientemente en la primera mujer en alcanzar más de 300 millones de seguidores en Instagram. El hito solo lo había alcanzado Cristiano Ronaldo, la persona con más seguidores de la plataforma.
Y en Twitter, Kim no se queda atrás: tiene más de 70 millones de seguidores y también es una de las cuentas más seguidas de la red social.
Otros negocios
Cuenta con KKW Beauty, su propia línea de cosméticos y perfumes. Se cree que este negocio incluso le genera más que Skims y en 2020, vendió un 20% de la empresa a Coty —otra empresa de belleza— por 200 millones de dólares.
Según el perfil que le armó Forbes cuando la decretó una multimillonaria, otros de sus principales ingresos provienen de sus aventuras en el mundo de los videojuegos y las apps (tuvo un juego que se llamaba Kim Kardashian: Hollywood y una app que se llamó Kimoji) y también un par de inversiones en acciones como Disney, Amazon, Netflix y Adidas, que fueron regalo de su ahora ex marido, el rapero Kanye West. Y una que se contenta con un par de calcetines para Navidad.
Y cómo olvidar sus asociaciones con grandes marcas. Esta semana se reveló incluso que se convirtió en el nuevo rostro de la campaña de Balenciaga.
Pensar que partió en el clóset de una socialité.
Claro que su sex tape filtrado todavía la persigue.
“Viví la vergüenza y el miedo, y decidí decir a quién le importa, hazlo mejor, sigue adelante. No debería tener que estar constantemente a la defensiva, enumerando mis logros solo para demostrar que soy más que algo que sucedió hace 13 años”, dijo en un ensayo abierto en 2016 (si bien el video fue publicado en 2007, había sido grabado varios años antes).
Y también el extenso reality que dejó de lado el pudor y siguió a su familia por tantos años. Se llenó de críticas por su contenido y la pregunta de por qué alguien como ella y su familia era realmente era importante.
Pero al parecer lo es. Y por mientras su también famosa momager Kris Jenner (sí, su mamá es su manager) se lleva un porcentaje de todo lo que hace.
Hay un famoso proverbio que dice “the devil works hard but Kris works harder”.
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