Lobas de Wall Street
La historia del lobo de Wall Street es tan conocida que seguro ya viste la película de DiCaprio o sabes algo de su existencia. Porque siempre nos venden a este hombre exitoso de Nueva York, que gana millones de dólares y sabe todo lo sabido y por saber acerca de finanzas y el mercado bursátil. Pero, ¿y las mujeres? Yo nunca lo había pensado hasta que tomé un curso de trading y me invitaron a un grupo de Telegram que justo se llama así: Lobas de Wall Street. Acá te voy a contar de algunas mujeres que hicieron historia en el mundo de las inversiones.
Las Ladies de Beardstown
En los 90, un grupo de señoras de Beardstown (para que no googlees como yo, es un pequeño pueblo en Illinois) se hicieron muy famosas por ganar muchísimo dinero de la bolsa. Peeero, no fue tan maravilloso como parece.
Tenían entre 41 y 87 años. Eran jubiladas, maestras, amas de casa y granjeras. Señoras que nunca en su vida habían leído el Wall Street Journal o algo que tenga que ver con la bolsa de valores.
En el mercado alcista de los 80 —mientras Michael Jackson le presentaba Thriller al mundo— estas señoras estaban ganando las añoradas seis cifras en dólares. A principios de los 90, en una típica movida de cuando alguien adquiere fama de la nada, escribieron libros sobre inversión, hicieron giras dando conferencias y dieron entrevistas en la televisión. El mundo estaba maravillado por estas señoras que, aparentemente, solo habían usado su intuición para ganarle al mercado.
Cada una de estas 16 mujeres aportó 100 dólares iniciales más 25 por mes y esto formó lo que ahora conocemos como valor cuota. Se reunían todos los jueves en la noche para aprender sobre el mercado y decidir qué acciones comprar. Hasta aquí, todo parece muy normal, investigaban y discutían en equipo sus decisiones.
Esto era lo que componía su portafolio:
La Asociación Nacional de Clubes de Inversión (NAIC, por sus siglas en inglés) les dio la calificación más alta por cinco años consecutivos. En sus 11 años de operación, las Ladies de Beardstown tuvieron un rendimiento del 23,4%, más que el índice S&P 500, que tuvo 14,9%.
Todo esto se volvió una historia de lo que yo llamo el echaleganismo, con un lema que iba «si nosotras podemos, tú también puedes» materializado en su libro: The Beardstown Ladies’ Common-Sense Investment Guide. Se convirtieron en celebridades y expertas en inversión, todo mundo quería un poco de ese «sentido común» que las había hecho tener esos rendimientos de ensueño.
Y de pronto, el sueño terminó. Porque aunque tenían a muchos estadounidenses maravillados con su historia, también había muchos escépticos. Estos últimos empezaron a analizar sus números más de cerca y resultó que sus rendimientos no eran tan altos como habían dicho, eran del 9,1%. La misma prensa que las hizo llegar a la fama, las destruyó. Su editorial, Hyperion (una de las muchas divisiones de Disney), fue demandada por más de 17 millones de dólares.
Aunque todo resultó no ser tan bueno como parecía, hubo dos grandes highlights: entre 1983 y 1997 el número de clubes de inversión aumentó de 7 mil a 28 mil, porque se unieron muchísimas mujeres a estos clubes. Para 1997, el 47% de mujeres estadounidenses estaban invirtiendo en la bolsa, mientras que solo había 44% de hombres haciéndolo. ¿Todo salió mal? No. Creo que el que tantas mujeres se animaran a invertir, valió totalmente la pena.