¿En serio quieres comprar acciones por tu cuenta?
Al buscar en qué invertir, ésta es la opción que te hace parecer más inteligente y con la que probablemente te guste presumir con tus amigos. Pero es también en la que más te expones a ser embaucado si no sabes.
Olvídate de pensar que eres El lobo de Wall Street y entiende bien esto: es muuuy difícil ganarle consistentemente al mercado. Aunque sea entretenido y glamoroso, somos muchos los que perdimos plata por ingenuos.
Nadie puede saber lo que va a pasar en el futuro. Nadie puede asegurar a ciencia cierta si el dólar va a subir o va a bajar mañana. Todos los economistas y analistas que ves en las noticias dicen lo que creen, o incluso lo que les conviene decir, pero se van a equivocar muy a menudo. Y cuando se equivoquen, aparecerán al día siguiente explicando porqué pasó lo contrario. “China salió a comprar divisas inesperadamente” o cualquier otra razón que visto en retrospectiva es posible entender, porque claro, después de la guerra somos todos generales.
No olvides que siempre que alguien compra hay alguien que vende al otro lado. Y que por lo tanto lo que tú crees que es bueno comprar, otro piensa que es mejor vender.
Lo único que es 100% seguro son las comisiones que te van a cobrar.
Cuando inviertes en acciones pagas, dependiendo de la corredora, un 0,5% de comisión al comprar y otro 0,5% al vender. Suba o baje la acción, ya tienes un 1% menos de tu dinero.
Teniendo eso en cuenta, ahora queda decidir: ¿qué acciones comprar? Ni idea. El mercado chileno es bien pequeño y probablemente no estés en los círculos de información privilegiada (algunos reñidos con la ley), por lo que las recomendaciones que te lleguen serán de amigos que “cachan” o de ejecutivos que tienen metas de ventas. Recuerda esto: los ejecutivos te venderán lo que les conviene a ellos, incluso por sobre tus intereses. La ley no lo permite, la CMF dicta lo contrario en sus normativas, pero esto sigue siendo así y no creemos que vaya a cambiar.
Hay también gente que dice que hace análisis técnico. Esto en simple es mirar un gráfico y adivinar qué va a pasar después. Hablan de patrones hombro-cabeza-hombro, velas japonesas, bandas de Bollinger y un montón de conceptos para marearte pero que son puras huevadas. En serio. Me leí el libro biblia de esta corriente financiera (las 540 páginas de Análisis Técnico de los Mercados Financieros, de John Murphy) y nada serio puede venir de analizar un gráfico que no considera diferenciar si se trata del índice del IPSA o la venta de sandías en Paine.
Yo puedo decirle a un niño de 6 años que dibuje una línea, meterla en un gráfico y pedirle a un analista técnico que me diga qué va a pasar exactamente con esa línea después. Y el tipo me va a decir qué tengo que hacer. Si vender, comprar o mantenerme tranquilo dependiendo del “comportamiento histórico” del activo (que acaba de inventar el niño).
En serio. No es broma.
En definitiva, a la hora de invertir en acciones y dormir tranquilo, la única estrategia que me atrevo a recomendar y que históricamente ha dado resultado, es invertir de forma pasiva (siguiendo un índice o al promedio de un mercado) y diversificada (no poner todos los huevos en la misma canasta).
En el largo plazo, en promedio, las acciones suben. Esto es porque las empresas, en la mayoría de los casos, ganan plata. En el corto plazo, nadie (o por lo menos tú no probablemente) tiene idea qué va a pasar.
Así que si te vas a lanzar al mundo del “timbeo”, hazlo sin contarle a tu mamá y ¡buena suerte!