Lo pasé muy bien, deberíamos juntarnos más.
Muchas veces nos juntamos o nos encontramos con amigos o familiares que no veíamos hace años, y decimos esta frase. ¿Y después? no pasa nada.
Esta situación es totalmente natural, las personas con las que nos relacionamos van cambiando a medida que avanza la vida.
Un estudio del US Bureau of Labor Statistics (algo así como el INE gringo), hizo un trabajo que encontré notable. Entrevistaron gente a lo largo de toda su vida, y les pedían periódicamente que registraran con exactamente qué personas compartían tiempo durante el día, ya sea en el trabajo, el colegio, la universidad, la casa o donde sea.
Luego de varios años, lograron agrupar los datos y así ver con quienes pasan su tiempo en promedio a medida que van envejeciendo. El siguiente gráfico muestra el promedio de horas diarias que comparte una persona con distintos grupos.
Hay algunos resultados esperables, como por ejemplo que durante la infancia y la adolescencia, la mayoría de los niños pasa la mayor parte de su tiempo con su familia. Luego, a medida que avanza la vida, el promedio de la gente empieza a pasar más tiempo con su pareja, y deja a su famila (padres y hermanos) y amigos más de lado.
Definitivamente, lo que más llamó mi atención, fue el tiempo en solitario. Luego de los 60 años, el promedio de las personas pasa el 50% del día sin compañía de nadie. Algo interesante, es que este fenómeno parece ser algo relativamente nuevo. Según el Censo estadounidense, el 40% de las personas mayores viven solas, mientras que este porcentaje era sólo de 20% hace 60 años, y 6% hace 100 años.
¿Que triste no?
No necesariamente.
En general, pasar tiempo en solitario no es sinónimo de sentirse solo o de insatisfacción. En realidad, lo relevante es la calidad del tiempo que uno comparte con otros, y no la cantidad.
Un estudio realizado por el departamento de geronotología del MIT, muestra que si bien existe un correlato entre pasar tiempo en solitario y sentir soledad, esta correlación es bastante baja (20%). Otros estudios publicados en 2019, también rebaten el argumento, y muestran que luego de cumplir 50 años, las personas sienten cada vez menos soledad.
Parece ser que la moraleja es que a medida que avanza la vida, es natural compartir tiempo con personas diferentes, y no es necesariamente algo malo. Y en cuanto a la soledad, todo parece indicar que si bien a medida que envejecemos compartimos menos tiempo con otras personas, ese tiempo compartido puede ser de mejor calidad.