El "Plan Z" que se vendió en 27.000.000.000 de dólares
Está lleno de emprendimientos exitosos que nacen como un plan B ante un proyecto fracasado. Cornershop, la popular aplicación que revolucionó la forma de hacer pedidos al supermercado, nació luego del fracaso de Seahorse, una plataforma de almacenamiento de imágenes en la nube. Después de cerrar Seahorse, los fundadores decidieron mantener parte del equipo y aventurarse en el emblemático emprendimiento que hoy es uno de los más exitosos de nuestro país. Esta misma fórmula se ha visto en muchas otras startups a nivel mundial, como The Point, que se convirtió en Groupon, o la plataforma Odeo, que se transformaría en lo que hoy conocemos como Twitter.
Hoy te voy a contar la historia de Slack, la startup de software empresarial con el crecimiento más rápido de la historia, que la semana pasada se vendió a Salesforce en 27 mil millones de dólares. Lo increíble en su caso es que no se trató de la segunda o tercera opción. Slack fue el cuarto pivoteo del perseverante Stewart Butterfield, quien cada vez que intenta algo que le gusta, falla y cada vez que crea algo por descarte, penetra de forma implacable en el mercado.
Lo primero: ¿Qué es Slack?
Slack es como un WhatsApp, pero para empresas. Es una plataforma de mensajería interna diseñada para el trabajo colaborativo empresarial contemporáneo. Al igual que en WhatsApp, puedes chatear 1-1 con otras personas, pero su mayor diferencia es que no puedes crear grupos. En su reemplazo existen #canales que pueden ser públicos o privados y a los cuales puedes entrar o salir cuando quieras. En cada mensaje existe la posibilidad de contestar en un hilo, como en Twitter, para mantener el foco en un tema específico y no mezclar cosas en el canal. Además, puedes enviar archivos, hacer videollamadas, e integrarte con una serie de aplicaciones externas o propias para automatizar procesos con bots.
En Fintual lo usamos todo el tiempo y la verdad no me imagino un día de trabajo sin la herramienta. Durante la pandemia, Slack básicamente se convirtió en nuestra oficina virtual, e incluso estando dentro de la oficina facilita mucho la comunicación, discusión y coordinación.
Los inicios: Ludicorp y Flickr
El 2002 Stewart Butterfield, Caterina Fake y Jason Classon fundaron la empresa Ludicorp con el objetivo de desarrollar un juego MMO (Massively Multiplayer Online Game) llamado Game Neverending. Entre otras cosas, la gracia del juego era que no había una forma de ganar o de triunfar en ningún sentido. La ambición y las expectativas eran altas, pero nunca logró estar al nivel. El juego era extremadamente complejo y no consiguió generar la tracción suficiente para ser exitoso. El mismo Butterfield lo describió como “extraño y poco familiar para las personas”. Dos años más tarde se vieron obligados a cancelarlo por completo y pivotear hacia algo nuevo.
Luego vieron la oportunidad de crear una comunidad online para compartir fotos y videos, aprovechando la capacidad de Ludicorp de desarrollar software. ¿Te imaginas de qué plataforma estamos hablando? No, no fue Instagram, pero casi. Construyeron Flickr, la aplicación web que entre el 2005 y el 2013 llegó a más de 80 millones de usuarios registrados y unas 3,5 millones de fotos subidas al día. Les fue tan bien que a solo un año de su lanzamiento, Ludicorp fue adquirida por Yahoo por alrededor de 25 millones de dólares.
Después del trato, Caterina Fake obtuvo un puesto en Yahoo y desarrolló una exitosa carrera en Silicon Valley, consiguió una serie de premios, financió a otras startups y participó de la mesa directiva de numerosas empresas. De Jason Classon no hay mucha información al día de hoy.
¿Y Butterfield? Oh, Butterfield…
Podría haberse retirado, haber hecho otra startup de tecnología o simplemente haber seguido un camino similar al de Fake. Pero no. Decidió perseguir su sueño original y bajo una empresa llamada Tiny Speck se embarcó en la construcción de un nuevo juego MMO llamado Glitch. La temática y modalidad del juego era similar a la de Game Neverending y en septiembre de 2011 se lanzó con la expectativa de ser un hit. El juego era gratuito, pero los jugadores podían comprar elementos para personalizar a sus personajes. A solo dos meses de su lanzamiento oficial, tuvieron que devolverlo al estado beta por múltiples bugs que afectaban negativamente la experiencia. Con apenas un año en el mercado, en diciembre de 2012 el juego fue determinado un fracaso y Butterfield junto a su equipo se vieron obligados a cerrarlo permanentemente.
Parece que los juegos no son lo tuyo, Stewart. Años antes, había estado en exactamente la misma situación y logró salir del hoyo gracias a Flickr. Esta vez las ideas se habían agotado y no había demasiado presupuesto para armar algo desde cero. ¿Será este el fin del hombre araña? No. Porque parece que este superhéroe no se aburre nunca.
Para el desarrollo del juego, Tiny Speck había desarrollado una plataforma de mensajería interna diferente, entretenida, algo muy distante a lo que se podía ver de empresas como Microsoft en la época. Con mucha inspiración en el mundo de los videojuegos, su sistema hacía del trabajo empresarial algo didáctico y que hasta te podía sacar una sonrisa en medio de un arduo día de trabajo. Se dieron cuenta de que no había nada parecido en el mercado y si funcionaba bien para ellos, debía funcionar muy bien para miles de otras empresas en todo el mundo. Entonces deciden empaquetar un desarrollo que ya tenían hecho bajo el nombre de Slack. Y el resto es historia.
Levantaron un capital inicial de 12 millones de dólares en 2013. Sólo 8 meses después de su lanzamiento la compañía estaba avaluada en mil millones de dólares, consagrándose como la empresa de software empresarial con el crecimiento más rápido de la historia. Un año más tarde levantaron más de 160 millones de dólares, seguidos de varias rondas de inversión los próximos años. Hoy Slack tiene más de 1600 empleados y la semana pasada fue adquirido por el gigante de las CRM, Salesforce, en 27 mil millones de dólares.
Para dar perspectiva de la cantidad de dinero de que estamos hablando, es como 10 veces el patrimonio del empresario nacional Horst Paulmann.
Es súper cliché hablar del fracaso como punto fundamental de aprendizaje en todo emprendimiento. Me gusta este ejemplo porque parece que Butterfield no aprende y siempre termina achuntándole. Con cada caída parece hacerse más fuerte. Sigue siendo el CEO de Slack Technologies (ex Tiny Speck) pero no me sorprendería escuchar que se retire para lanzar otro juego en algunos meses. Para ser honesto me encantaría que pase y que fracase, solo para ponerlo a prueba una vez más y esperar a ver qué carta trampa jugará esta vez.